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viernes, 29 de abril de 2011

Lucha

Esta lucha mía/
desvergonzada/
de tenaz sueño adolescente
    cosida en cuerdas de acero en mis manos templadas.

Este vigor en las sombras
    donde arde mi espíritu
        a horcajadas sobre escaleras endebles.

Vehemencia mesiánica
    que desenredar pretende
        las trenzas sin concierto
    donde pende el tembladeral...
         titirital humano del que soy también
            gota de espuma/
                movedizo muelle/
                    aprendiz de equilibrista/
simple andante palaciego 
    o rey    sin reino ni princesas.


Quijotesca ingenuidad/
fortaleza de átomo invisible/
insulsa visión
    que congrega alegorías de arena/
confín de los médanos/
montículo verde en océano sideral.


¡Oigo! ¡Sí, oigo!... el son de los sueños/
rotos cristales    entre cofres y herrumbres...
sonar de batallas, retumbos
    en esta memoria sin manos
        vedadas de tibias caricias
    en el callejón oscuro del tiempo
donde degolladas ruedan
    las frutas tímidas del amor.

...Y dormiré    seguramente    por fin/
con esta flor clavada en mi pecho
    ¡mas no aún!
no antes del último tropel
    hollando mi cuerpo.

Autor: Juan C. L. Rojas

domingo, 2 de mayo de 2010

Caminos polvorientos

Una voz de sonido añejo.
Una voz de siglos
     oigo resonar
         dentro del vaso casi seco del amor.

Trémulos reclamos son
    de bocas sedientas/
elegías son
    de sus tragedias.

Del cuerpo sonoro emerge
    la discordia existencial
        encendida entre la carne y el espíritu.
Ella abreva a las angustias/
    la divergencia irreflexiva del Hombre.

Los hombros etéreos de esa voz
    huelen 
        a secreciones malditas de falsos dioses.
Bajo sus pies
    el mundo ha hecho añico  
        la estela de los santos.

Como una alfombra de aserrín descuidado
así están
extendida sobre el barro
    las palabras anhelantes de los poetas.
Maderos deshojados
    de antiguos verdores.
Son astillas insuficientes
    /consumidas/
por la egolatría enquistada
    en el alma expandida del mal.

¿Dónde hallará alvio entonces
    mi sed
        construida de caminos polvorientos?
¿Dónde hallaré a la flor
    que iluminará mis ojos
refrescando sus iris cansados?
¡Ay, dónde encontrará mi pecho el aroma
    y el candor felíz de la armonía!

Los hombres habrán de regresar 
    /seguramente/
        a la luz de matorrales oscuros/
A recomponer en lo silvestre
    la selva intrincada de su razón.
Se hundirán en lo inhóspito
    hasta que aprendan a cantar
la canción diferente del amor.

...tal vez    algún día
ya no sonarán
las voces de ultratumba/
y ya no habrá endechas 
    en los vasos ateridos 
de nuestros pechos.

Autor: Juan C. L. Rojas


AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.