sábado, 9 de octubre de 2010

Hongos purulentos


Son de libertad esas semillas que erupcionan
    entre las tinieblas de la guerra?
¿Son de libertad esos resplandores mortíferos
    que se levantan como hongos purulentos?
¿Es de libertad este hedor
    a campos de la muerte?

Mudo está el viento entre los árboles temblorosos/
y no son de fiesta esas luces multicolores
    que chamuscan los jardines.

Sonoridades    sísmicas    bullen
    entre la acritud pesada y dolorosa del aire.
En las barrancas del Tigris se agrisaron los verdores.
De polvo y hollín se ahogan estomas y pistilos
    y se quiebran/
las nervaduras impotentes de las hojas.

Suele adornarse de penachos el orgullo del poder.
Se corona de oro
    la virulencia sanguinaria del Hombre

Si Dios hablase alguna vez/
Si por fin dirigiese la batalla/
Entonces se ahogarían en la espuma de sus miedos/
en el humo de su odio/
estos artífices cínicos de los hongos purulentos.

Autor: Juan C. L. Rojas

jueves, 2 de septiembre de 2010

El frío de las calles


No sé si te percataste
    de las penas que pululan
        en los rincones de las calles.

No sé si sentiste alguna vez/
    la ingrata emoción de los silencios...
        de las voces sordas...
            y el perfil violento y ciego
    de indiferencias y desidias.

Insisto/
    por si acaso sea tu sordera también
        una muralla de adoquines.

¡Cuántas monedas    ruedan
    en naderías despilfarradas
cruel vertiente a las miradas que espolean
    el hambre enloquecido!

Y mientras gira esta ruleta
insensible metal
    que no siente el lamido del despojo
hay tristezas...
tristezas que pierden puerilidad en los andenes/
seres que adelantan el tiempo del dolor
    en las miserias heredadas.

¡Cuántos decretos rubricados y ninguno asomó/
    para fundar la alcancía lejana a los corruptos!

No sé si mediste alguna vez
    esa hermosa sensación
de dormir tus días sobre flejes duros y oxidados...
Oye    no te hablo de tarimas y teatros/
te hablo de la vida pasando por los huesos.

¿Se enfundó tu niñez acaso
    en los harapos de colchas perforadas?
¿Sintieron tus manos de niño duro
    la ondulada y oscura pared de cartón
        que apenas corta el calor de las estrellas?

¿Se empolvaron tus pies
    al bajar sobre la escarcha
        en el frío amanecer?

...¡Ah    las manos maternas
    de calor frotado sobre la frente tempranera
        luchando las discordias
            del pan de cada día!

¡Mira!   
¡Alguien se encorva allí    a tu lado!
No te olvides de tu hermano...

Mientras caen papeles accionarios
    y tiembla la avaricia
tal vez estés aún
    envuelto en gamuza y algodones
pero también    la vida es hoy
    para los que están
        en el frío de las calles.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas









lunes, 28 de junio de 2010

Los ojos de la impotencia

Hoy una lluvia diferente
   trae sobre las ciudades su barro de fuego.
Las rutas lejanas palpitan de muerte.
Los ojos se agrandan bajo el frágil manto
   que se abre al horror.

Hoy amanece en este confín
   y hablan las luces oscuras
      en el idioma de la tragedia y del odio
         para negar la esperanza.

Hasta la extensión aborrecible del
desierto
   hoy es benévola.
No hay arena volando en las tormentas
   pero son escombros estas alas
      que cortan a sesgo
         el aire
            y los huesos de la inocencia.

No son de buenas nuevas
   estas ondas expansivas
      que sacuden
hasta el alma de las piedras.

¡Oh, Muerte!
¡Sólo un pedazo de plomo vale tu trabajo/
  aunque el misil cueste un millón!
Los balcones tiemblan
   y es esta
una victoria más   de los infiernos.

Los latidos sacuden
   desollando las paredes de la carne/
y en una habitación
   bajo la cama
donde el mundo ignora
   (o es sordo en su desidia)
      un niño
         trémulo
      acurruca su impotencia.
Se ha mutilado su espíritu/
    para siempre.

Autor: Juan C. L. Rojas

domingo, 27 de junio de 2010

Horóscopo

Efigie impertinente que amedrenta la luz.
Necios fetiches.
    sembrados en el erial de los tiempos oscuros.


Oro  simbólico de la mudez enclavada en los siglos.
Sonoro bardo de lo altivo y desfalleciente.
Sordera infinita de la soberbia humana.


Bajo lo azul se agazapó el desierto
    soslayando inmutable a la aurora.


Arenal mirada/ 
Brillo hiriente de adusto entrecejo
    cortando el canto obsesionado de los sueños.


Escolta de pirámides esbeltas/
Señal desesperada de la esperanza/
Voz cansada y sedienta/


¡Cientos de guerreros caen
    bajo las nubes rasgadas por el espanto!


Perfuma el aire las miserias consentidas.
El Hombre cree buscar la verdad
    y se rinde bajo su propio y oculto temor.
Los ojos de dioses oscuros fertilizan las semillas del odio.
De cada andar emerge cierta veracidad del horóscopo.
¡Lo que has sembrado eso es lo que segarás!


Intento reparar la lejanía de mis puertos
    mas los cielos se licuan en el asombro cotidiano.
Y oprimen las preguntas...
Se pierden desde antaño
    en las sombras propias
        de turbios anocheceres.


Autor: Juan C. L. Rojas






  

Lapsus discordante

Una mancha inoportuna cae
    sobre la agenda crítica de los sueños.
Rayo fulminante del miedo
    que asalta    sutilmente
        desde el fondo oscuro de la intemperancia
    desmembrando carne y espíritu
         cuando el desconcierto apaga
              el fuego rectilíneo de las venas.

En el confuso bosque se pierde
    el caníbal sediento del deseo.
Las ligaduras de las manos se cortan/
de las sienes abruptas/
de las sombras.

Sólo el amor
    apacigua la furia de cielos contenidos.
Tiembla el vellocino de oro
    sobre el torso fuerte de los dioses.

Tiembla la ternura
que no puede volcar las caricias de sus labios.
Tiembla el amor
cuando su sino cae
    en el hoyo tramposo de la duda.

Fluvial aluvión se quema/
    denso/
        en las paredes de los túneles cansados.
Sin embargo se fertiliza el barro/
decanta/
sobre tronera de tiempos florecientes.

Autor: Juan C. L. Rojas

AMIGOS, GRACIAS POR VUESTRA PARTICIPACIÓN.